Publicado el 23 de octubre, 2015 en Ciudades y regiones
Hace unos años surgió con fuerza el debate sobre el talento. En plena sociedad del conocimiento, las posibilidades de generar nuevas áreas de actividad económica -la nueva economía- pasan por la capacidad de atraer y fijar el talento que atesoran las nuevas clases creativas descritas por Richard Florida ya hace unos años. En consecuencia, desde una perspectiva pública de promoción económica local y desde una perspectiva privada de creación de nuevos productos y servicios para nuevos mercados, hay una estrategia para atraer a las personas que conforman esta nueva clase creativa porque llevan el talento con ellos y, allí donde se hacen fuertes, el entorno sale beneficiado.
Es la lucha por la atracción y la fidelización del talento que se ha desatado ya hace tiempo entre áreas metropolitanas, ya que son éstas las únicas capaces de proveer un entorno que la clase creativa valora. Existe una estrategia de las áreas metropolitanas para captar y retener el talento? Pues sí, y un buen ejemplo lo encontramos en el caso de Canadá.
Pero repasemos aquí, brevemente, cuáles son los 4 elementos fundamentales de una estrategia metropolitana que permita aprovechar las oportunidades que conlleva la atracción y fidelización de talento en un mundo globalizado.
- En primer lugar, abordar la cuestión desde la perspectiva de la persona. Captar talento y retenerlo implica acoger adecuadamente la persona: facilitarle el acceso a la vivienda, que no tenga problemas burocráticos en relación a las leyes de extranjería, que la familia que lo acompañe tenga un acceso fácil a servicios fundamentales como la salud y la educación, calidad del entorno urbano, una sociedad tolerante, etc. El desarrollo profesional queda así mejor garantizado por la integración social. Este primer requerimiento estratégico corresponde básicamente a la definición de políticas públicas por parte del gobierno de la ciudad metropolitana
- En segundo lugar, debería haber una alianza entre las entidades que conforman los vectores de la sociedad del conocimiento: corporaciones con más capacidad de innovación, centros de investigación, universidades, centros de referencia internacional en el ámbito económico, político, científico-tecnológico , cultural, sanitario, artístico, etc. Cada entidad debe estar dispuesta a participar de la estrategia conjunta que aporte centralidad a la propia metrópoli. Todas estas entidades deben estar interesadas en insertar la metrópoli en la que se encuentran como nodo potente en la red de los flujos internacionales del talento y también en crear un entorno propicio para el desarrollo del talento local. Este segundo requerimiento estratégico corresponde a la primera fase de la colaboración público – privada y tendría por objetivo la creación de consenso
- En tercer lugar, deberían identificarse las palancas de cambio que permitirán disponer, para cada entidad, de una estrategia coordinada de captación y fidelización del talento. Esta sería la segunda fase de la colaboración público – privada y cada actor debería identificar sus campos de mejora. Por ejemplo, las universidades y los centros de investigación deberían revisar su rol en la captación de talento internacional: exportamos suficiente conocimiento? Estamos presentes en los flujos de movilidad internacional de estudiantes e investigadores? De qué instrumentos disponemos para atraer y fidelizar a los mejores estudiantes y los investigadores más reputados? Las grandes corporaciones, los hospitales, los thinks tanks, etc., también deberían hacerse las preguntas pertinentes. Y de aquí debería salir una agenda de acciones coordinada y que apunte hacia el mismo objetivo.
- Por último, habría que pensar en la gobernanza del sistema. Si se trata de asumir compromisos y ejercer la propia responsabilidad hacia un objetivo común, cuáles deben ser los elementos de seguimiento, evaluación de los resultados obtenidos y de rendición de cuentas de la estrategia conjunta en la atracción y la fidelización del talento? Como se gobierna todo? Quizá sea necesaria una nueva funcionalidad en los organismos públicos encargados de la promoción económica metropolitana que garantizara el éxito en esta fase de acción.
Realmente, las regiones metropolitanas que logran poner en la agenda pública la cuestión de la captación y retención de talento se vislumbran como las mejor posicionadas en el tablero global. El resto, no.
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