Publicado el 25 de mayo, 2017 en Consultoria
Construir sinergias entre formación y empresa es fundamental para cumplir con la misión social del sistema educativo, impulsando la empleabilidad de sus estudiantes.
La empleabilidad, un pilar del sistema educativo
Uno de los pilares fundamentales del sistema educativo es la inserción laboral. En especial, a través de los programas de prácticas para formar profesionales insertados adecuadamente en el mercado laboral.
En efecto, un buen programa de formación y acompañamiento a la empresa puede ayudar a los estudiantes a convertirse en futuros trabajadores cualificados, proporcionándoles:
- Conocimientos prácticos, introduciéndolos a algunas de las tareas que realizarán a lo largo de su vida laboral.
- Una primera experiencia profesional en su futuro campo de experiencia (hacer currículo).
- Capacidad de Networking: la posibilidad de tejer una red de contactos profesionales que les será de mucha utilidad en el mercado laboral.
Ahora bien, a veces la realidad de los programas de prácticas no es esta. El papel decomo intermediario falla a menudo por la falta de medios necesarios de los programas de inserción laboral. La burocratización y la falta de recursos humanos y materiales para atender las demandas hace que el quid pro quo que suponen las prácticas profesionales para estudiantes y empresas no se pueda vehicular de forma adecuada.
El papel de las empresas
Las empresas son las primeras interesadas en poder captar talento en prácticas para formarlo. Un talento que será la primera opción a la que recurrir cuando busquen ampliar su plantilla. Formar talento es una inversión de futuro, que dará fruto a largo plazo. Aunque también supone un coste que no es despreciable para la empresa en tiempo y dinero. Los gastos de contratación y seguro y, sobre todo, la burocracia pueden tener a menudo un efecto disuasorio.
Desgraciadamente, en muchos casos los programas de prácticas no responden a su finalidad. A menudo los becarios terminan asumiendo tareas precarias, sin contraprestación y sin valor añadido en términos de aprendizaje. No podemos obviar cuál es la realidad del mercado laboral, que ha acabado produciendo situaciones de explotación que han desprestigiado la figura del estudiante en prácticas o becario, a quien se identifica erróneamente con el estereotipo de un/a joven cuyas funciones principales son servir cafés y hacer fotocopias. Esto ha acabado generando un efecto perverso, desprestigiando lo que debería ser el principal puente de acceso de la universidad al mercado laboral.
Según el informe de la Comisión Europea «The experience of traineeships in the EU», un 58% de los estudiantes en prácticas no percibe ninguna remuneración, y 7 de cada 10 reconocen tener una carga laboral equivalente a la de los trabajadores contratados. Otro estudio de UGT estima que la cifra oficial de becarios en el Estado, que se suele cifrar en unos 70.000, es difícil de calcular dada la irregularidad de muchas situaciones.
Debates
Es por ello que algunos sectores ven las prácticas universitarias como una fuente de precarización del mercado laboral, introduciendo una competencia que se considera desleal. Especialmente en sectores productivos de poco valor añadido.
El otro gran tema de debate suele ser la remuneración que el estudiante recibe en muchos casos por el trabajo realizado. No suele ser equiparable a la de los trabajadores, ya que formarlos debidamente también supone un coste para la empresa. Desde U·TRANS siempre hemos creído que los becarios deben recibir una contraprestación a cambio de las tareas que desarrollan, tanto que el prácticum debe ser una fuente de conocimiento y habilidades para el estudiante tanto o mucho más útil en términos de aprendizaje práctico. Para ello hay que abordar realidades muy diferentes caso a caso.
Un buen programa de acompañamiento y formación adaptado a las necesidades de cada alumno es la mejor manera de impulsar las salidas profesionales, así como una buena estrategia para las empresas a la hora de captar talento. En este sentido, no sólo hemos colaborado con varias universidades para diseñar programas de empleabilidad efectivos, sino que también, como empresa, hemos acogido estudiantes en prácticas a los que hemos hecho partícipes de nuestros proyectos. Igualmente, también hemos desarrollado proyectos de nueva oferta de formación profesional vinculada a la realidad de territorios concretos.
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