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Publicado el 26 de octubre, 2020 en Ciudades y regiones

Entre los laboratorios ciudadanos y los nuevos modelos de gobernanza

Por Francesc Quintana
5 minutos de lectura

Los retos del siglo XXI no pueden ser resueltos individualmente. Hoy en día, podemos decir que la diferencia aparece en la capacidad de construir grandes acuerdos colectivos a través de varios agentes económicos, sociales y, especialmente, ciudadanos.

Los desafíos tales como la revolución digital, la emergencia climática o las desigualdades sociales deben enfocarse de manera global, pero el impacto se ha de generar, sin duda, a escala local. Y aquí es donde entran en juego los laboratorios ciudadanos y su objetivo de impulsar respuestas innovadoras bajo una lógica colaborativa.

 Ciudad, Democracia, Innovación y Futuro

Entendidos como centros para la innovación ciudadana, los laboratorios ciudadanos (o labs) se convierten en espacios de encuentro relacionales que lideran proyectos a través del pensamiento computacional, el diseño creativo y la co-creación centrada en el usuario. Aquí, pues, es la ciudadanía quien se ve integrada en el centro del proceso, con un rol clave de sujeto activo, desde el primer momento de creación y consenso hasta la implantación de la respuesta innovadora, pasando por su diseño. Asimismo, no sólo se impulsa una innovación tecnológica y social en el territorio, sino que se acerca al público unos recursos, un conocimiento y una información esencial para facilitar la cohesión dentro de la comunidad.

Por esta razón, los métodos de construcción de sinergias de estos nuevos espacios de encuentro responden a tres fases diferenciadas:

Los laboratorios ciudadanos como elemento disruptivo ante las crisis

Las crisis conllevan cambios y escenarios fuera de lo esperable; rompen la sensación de control habitual sobre el día a día y la manera de realizar nuestras responsabilidades. Generan daños y requieren de nuevos recursos, de nuevas formas de hacer y de nuevas respuestas.

Pero, la disposición de estos espacios donde se da lugar a la novedad y la innovación, es un trabajo que debe venir hecha en tiempo de estabilidad y pre-crisis, cuando aparece la posibilidad de dotarlos de continuidad y consistencia, y así evitar realizar las tareas rápidamente y sin ninguna estrategia detrás. En este caso, los laboratorios ciudadanos son espacios donde los procesos de innovación se ven <institucionalizados> y funcionan con una lógica estratégica última ya establecida, a la vez que incorporan la innovación ordenada, de forma natural, dentro de las respuestas elaboradas.

Identificación de las necesidades del territorio

Cada territorio dispone de unos recursos propios que es necesario integrar cuando se quiere dar una respuesta colectiva. Se han de identificar aquellas características endógenas: la estructura productiva, el motor económico, las dinámicas sociales, las costumbres, así como las oportunidades que aún quedan por potenciar. 

Es vital entender aquellos condicionantes que dinamizan el territorio en cuestión. Una vez entendidas las dinámicas, se pueden explorar aquellas vías que permiten la especialización de determinados sectores, dando así a los agentes sociales la posibilidad de obtener un mayor valor añadido.

Precisamente, los laboratorios ciudadanos, buscan cuáles son aquellas oportunidades en las que aún queda profundizar. Son los miembros del territorio quienes conocen con más exactitud las problemáticas existentes, y pues, es mediante esta lógica colaborativa donde se quieren recoger las potencialidades que encajan en unas dinámicas determinadas.

Formación y talento: una apuesta de futuro para la comunidad

Los laboratorios ciudadanos se presentan como espacios de aprendizaje donde diferentes sujetos y agentes sociales adoptan una posición activa ante una idea innovadora. Ser capaz de articular una propuesta educativa fruto de un consenso entre diferentes actores, es todo un reto.

Por ello, hay que explorar cuáles son las voluntades que mueven los ciudadanos del territorio y donde se pretende aplicar, averiguando las motivaciones intrínsecas de la comunidad y por consecuencia, incrementando las posibilidades para que un proyecto participativo acabe siendo exitoso una vez se ha implementado.

La relación con el sistema educativo es esencial, ya que una sociedad más formada, con más competencias y que sepa apreciar el talento, será también una sociedad más integradora y con menos exclusión social. 

Los retos de los laboratorios ciudadanos en el escenario post-COVID

  • El paso de la participación al compromiso ciudadano. Es posible que este sea el reto principal en el que se encuentran inmersos los laboratorios ciudadanos: hacer que el ciudadano pase de ser un sujeto pasivo a uno activo, para que sea partícipe en todas las partes del proceso. Para que esto se dé, es vital transformar la cultura existente y hacer entender al ciudadano que, a fin de dar una respuesta colectiva, su colaboración es necesaria en todas las etapas de la co-creación.
  • En busca de la integración (real) de todos los públicos. Una de las principales finalidades de los laboratorios ciudadanos es la de <democratizar> la innovación, pero aún faltan mecanismos para llegar a todas las dimensiones de la audiencia buscada. Hay que superar los sesgos que presentan, por defecto, los proyectos de los labs, como son los de renta, edad y recursos temporales, y así, poder hacer llegar las llamadas a las diferentes partes de la comunidad y obtener una integración de facto.
  • La metodología durante la implementación. Asegurarse que el proyecto colectivo se está ejecutando correctamente depende de la estructuración de las sesiones de seguimiento, donde la transversalidad y la flexibilidad son clave. Por lo tanto, para garantizar el cumplimiento de los objetivos, se debe disponer de herramientas de rigor académico durante todo el proceso de ejecución.
  • La sistematización de los impactos y la ordenación de los datos. Las acciones deben ser monitorizadas con los mecanismos pertinentes para ver si esta es buena o se debe modificar. En esta línea, los laboratorios ciudadanos tienen margen de mejora para diseñar y trabajar con sistemas de indicadores más concretos, que permitan un control de las variables más detallado y una medida de los impactos más específica.

En U·Trans compartimos el planteamiento de los laboratorios ciudadanos y participamos en procesos urbanos y territoriales similares, dando apoyo a la concertación territorial para la innovación social.

 

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