Publicado el 12 de febrero, 2020 en Ciudades y regiones
Cataluña es un país de industrialización antigua, y la ciencia histórica afirma que a finales del siglo XIX ya era un país plenamente industrial a pesar de que muchas áreas permanecían rurales.
La industrialización fue intensa y se adentró por todo el país siguiendo el curso de los principales ríos (el Ebro a través de la explotación minera del carbón, el Ter y el Llobregat a través de la industria textil, la minería partes en busca de materiales valiosos; Barcelona, el puerto y su entorno inmediato con una gran diversificación industrial). Como testimonio de esta época nos ha llegado un patrimonio arquitectónico y cultural en forma de almacenes, fábricas y colonias fabriles que hoy todavía no está claro cómo gestionarlo ni como proveerle un nuevo valor de uso social.
¿Y el proyecto?
La realidad de muchas colonias industriales es que, una vez abandonada la actividad productiva principal y tradicional, éstas fueron re parceladas para acoger diversas actividades industriales a la vez que el conjunto arquitectónico se degradaba y las antiguas viviendas eran abandonados. Buena parte de las colonias industriales que han llegado hasta hoy presentan este estado: degradación, abandono y usos productivos fuera de ordenación.
Así, desde un punto de vista tradicional, la primera intervención suele consistir en intentar preservar este patrimonio mediante figuras de planeamiento urbanístico; pero a menudo, esta misma protección es tanto celosa y rotunda que hace inviable cualquier operación posterior de regeneración urbana en términos de mercado. Por lo tanto, con aplicaciones draconianas de medidas urbanísticas no es suficiente. Hay que abrir más el foco.
Contexto
En la génesis y vida de las colonias industriales hay que fijar, quizás en términos de relato, hay que distinguir tres momentos fundamentales:
- De medios a finales del siglo XIX: la fuente de energía fundamental era el carbón aplicado a la tecnología del vapor y, para el caso catalán, la industria textil principalmente. Así, la fábrica se convirtió en el centro articulador del espacio de vida ya que se trabajaba, se vivía en los aledaños y la vida social también giraba a su entorno
- Siglo XX: la fuente de energía pasó a ser la electricidad, a menudo obtenida a través de materiales combustibles. La tecnología fundamental pasó a ser el motor eléctrico junto con el motor de explosión, aplicado a una gran diversidad de sectores económicos como el químico, el electrónico o el automóvil. Así, la colonia entró progresivamente en crisis y este proceso de cambio tecnológico se acompañó del proceso de urbanización masiva y de la segregación espacial de los usos del suelo a causa del acceso a la movilidad privada
- Inicios del siglo XXI: Se adivina que se impondrán las energías renovables y la generación distribuida de energía, donde cada uno pasará a ser productor y consumidor. La tecnología clave, ahora, es la digitalización, que permite una producción descentralizada: es aquí donde el rol de las antiguas colonias industriales puede ser recuperado, pero formando parte del concepto de ciudad compacta que permite la compatibilidad de usos: producir energía descentralizando la actividad económica, vivir y trabajar mezclando actividades productivas y creativas en el mismo espacio.
Método y estrategia
Por tanto, en este nuevo contexto, ¿cuáles serían las claves para una transformación efectiva y armónica de nuestra herencia industrial a partir de las nuevas oportunidades? Avanzamos los siguientes elementos de reflexión:
- Hacer un planteamiento global que facilite la combinación de la revitalización urbana, social y económica de la colonia, con la preservación de la memoria histórica. Por lo tanto, la figura urbanística que se aplique deberá permitir esta versatilidad
- Destacar, en el proceso de rehabilitación o recuperación, su elemento icónico como punto capital que representa la identidad y la esencia del antiguo complejo industrial
- La colaboración público-privada es crucial para poder llevar a cabo muchos de los proyectos de rehabilitación que los entes públicos planean, primeramente, ya que son los entes privados los que muchas veces invierten y se benefician. Sin embargo, la primera iniciativa de promoción siempre es pública
- Introducir elementos de participación ciudadana, dado que hay más posibilidades de que el proyecto sea más aceptado. Además, el diálogo con los vecinos, en el momento de tomar decisiones, puede influir positivamente en evitar el fenómeno de la gentrificación (expulsión de los vecinos después de un proceso de revalorización urbana)
- Incorporar en los resultados esperados del proceso de rehabilitación los equipamientos, la nueva actividad económica (ubicar nuevos usos industriales vinculados a la nueva economía del conocimiento), la vivienda (público o privado) y los espacios lúdicos polivalentes.
- Apostar por la incorporación al proyecto de empresas generadoras de espacios de co-working, de espacios de co-living (para profesionales de entre 25 y 40 años, que viven solos o, si lo hacen en pareja, no tienen hijos, que trabajan en empresas tecnológicas, mayoritariamente y se desplazan al lugar de trabajo en transporte público, moto o bicicleta
- Incorporar, en la medida de lo posible, un equipamiento de difusión y socialización de las tecnologías digitales que dé servicio a las poblaciones vecinas y que cree una nueva centralidad para el emprendimiento y el aprendizaje
Deja una respuesta