Publicado el 30 de abril, 2020 en post-COVID19
En abril de 2020 hemos estado viviendo una experiencia nueva y turbadora, deseando que a lo largo de mayo esta dura realidad se vaya relajando. Pero colectivamente no nos hacemos demasiadas ilusiones porque el nuevo futuro que tenemos por delante no parece demasiado halagüeño. Hard Times, lo podríamos titular, emulando la novela de Charles Dickens.
Ahora bien, no deja de ser un tiempo estimulante, también. Las grandes empresas consultoras han reaccionado como no podía ser de otra manera: vendiendo estrategia en un futuro post-COVID19. Reproducimos a continuación algunas de las webs de estas grandes consultoras internacionales:

Como no podía ser de otra manera, desde U·Trans también estamos preocupados por el futuro más inmediato y queremos estar al lado de las empresas, universidades, centros de investigación, administraciones públicas y entidades del conocimiento que confían en nosotros para ayudar a dar una respuesta rápida, contundente y estratégica a la actual situación. El foco debe reposicionarse hacia el corto plazo porque ahora el horizonte es la inmediatez.
La respuesta es el Plan de Resiliencia
Ayuntamientos, Consejos Comarcales, Diputaciones, Universidades, entidades del tercer sector …. todas estas organizaciones tienen una innegable dimensión territorial porque su misión es incidir en un entorno social, político, económico y ciudadano que se concreta en la intervención particular en un u otro territorio. En este momento de crisis y desconcierto provocado por la crisis de la COVID19, desde U·Trans proponemos una nueva metodología de trabajo para abordar la nueva situación y ayudar este tipo de organizaciones a definir una respuesta colectiva y rápida poniendo el foco en el post – COVID19. Esta respuesta se articula a un doble nivel:
- El Plan de Choque: Cada una de dichas organizaciones prepara una respuesta inicial, inmediata, de manera reactiva, con el objetivo de minimizar el impacto del parón económico y social. Por ejemplo, los centros educativos adoptan de manera abrupta e inesperada la enseñanza en línea. O los centros culturales de una villa o ciudad ensayan actos culturales y exposiciones virtuales. Los ayuntamientos del país, que reciben una fuerte presión por parte de su ciudadanía, estudian su presupuesto para movilizar nuevos recursos y relajar su política fiscal. Los centros de investigación ponen su mirada en las fuentes de financiación europea, preparándose para postularse. Las empresas hacen expedientes de regulación temporal del empleo con la esperanza de recuperar la actividad lo antes posible. Los particulares llegan a acuerdos puntuales entre ellos para asegurar la continuidad de los negocios, como ahora aplazamientos en los pagos o rebajas en los alquileres. Todas estas medidas son imprescindibles y hay que valorarlas muy positivamente. Pero también son claramente insuficientes porque son incompletas en sí mismas: no son medidas que incluyan la reflexión y que planteen acciones colectivamente definidas en el corto plazo que permitan el paso hacia un territorio post-COVID19. Por esta razón, hay que hacer algo más.
- El Plan de Resiliencia: Permite definir una estrategia en el corto plazo, para aplicarla en los próximos meses, por ejemplo, en el horizonte diciembre 2020. El Plan de Resiliencia se sirve de una metodología de trabajo que implica actores públicos y privados en la definición de la nueva estrategia en el corto plazo, y garantiza la colaboración público-privada en su desarrollo en los próximos meses. El Plan de Resiliencia, sin embargo, tiene una característica metodológica doble: pone el foco en la resolución de la situación actual de crisis y debe estar definido en pocas semanas, en un plazo de tiempo extraordinariamente corto. Contempla acciones centradas en la salida de la crisis para que la pregunta fundamental que plantea es: ¿qué hacer a partir de ahora que antes no hacíamos para salir de la actual crisis?
El Plan de Resiliencia, por tanto, se fundamenta en la rápida recogida de opiniones a los stakeholders de una organización o más relevantes de un territorio para elaborar, primero, un diagnóstico de la actual situación creada y, en segundo lugar, para definir un plan de acciones consensuadas la ejecución de las cuales deberá implicar actores públicos y privados de manera colaborativa. En definitiva, el Plan de Resiliencia debe ser la herramienta que permita co-crear la respuesta a la actual crisis para pasar a ser un territorio post-COVID19
Finalmente, queremos remarcar que el Plan de Resiliencia no tiene por objetivo volver rápidamente a la situación anterior sino también dibujar un escenario de futuro inmediato y deseable en el que ya podemos ir concretando soluciones como la aceleración de la digitalización (tele-estudio, tele -trabajo, administración electrónica) y la sostenibilidad (electrificación versus carbonización, solidaridad ciudadana, movilidad), entre muchas otras.
En definitiva, pasado el primer momento de parálisis, desconcierto y medidas de carácter reactivo, hay que pasar a la pro actividad y hacerlo muy deprisa. Porque la supervivencia de territorios y organizaciones está en juego, porque el tiempo juega en contra y porque, como siempre nos gusta decir, la mejor manera de predecir el futuro es creándolo.
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